Queridos hermanos, hoy quiero compartirles la vida de una beata que me llamó mucho la atencion, al resolver un quiz que comparten nuestros hermanos de Catholc Link, este quiz, habla acerca de la eucaristía, y en una de las preguntas, habla sobre Imelda Lambertini, beata, que es de quien quiero compartirles.
De acuerdo con la wikipedia, "Imelda Lambertini fue una joven religiosa italiana, muerta a los 13 años de edad, según la tradición en un éxtasis durante su primera comunión. Fue beatificada en 1826 por el papa León XII, por lo que es usualmente conocida como la beata Imelda."
Esta beata, siendo aun pequeña en edad, tenía un amor fervoroso a la santa eucaristía, era muy debora de Maria, la madre de Dios, y en muchas ocaciones, se le encontraba en oracion.
Pero Dios, tenía mejores planes para ella. Siendo aun niña, a sus apenas 9 años de edad, se decidió a ser religiosa, a entrar a un convento. Poco a poco, Imelda logró acercarse a su gran amor, Jesús eucaristía.
Aún no había hecho su Primera Comunión, y es que, por aquella época, el permiso para recibir la santa eucaristía, estaban reservados para los niños, desde los 14 años. Sin importar nada, Imelda insitía fervorosamente en recibir la sagrada comunión a sus superiores en el convento.
Sus súplicas fueron por fin escuchadas, el 12 de mayo de 1333, día de la asención, después de la comunión de todas las monjas, y una vez cerrado el sagrario, cuando ya se habían apagado los cirios del altar, cuando todos se disponían a sus ocupaciones, Imelda, cantando con el rostro en tierra, de repente, una hostia se acercó hasta la beata, posicionandose sobre ella, practicamente flotaba. Al ver tal milagro, el sacerdote entendió la voluntad de Dios, se revistió de nuevo, y, tomando la hostia que flotaba, administró la Sagrada Comunión a Imelda.
En ese momento, Imelda cerró los ojos, juntó sus manos, inclinó su cabeza, y pareció quedar dormida. Pero como de súbito, su piel, de color rosado, cambó a un color ligereamente blanquecino, pasaron varias horas. Entonces las monjas presintieron lo que sucedía, se acercaron a ella, la llamaron, pero no respondió. Ella había muerto, murió en el amor a Jesús, en comunión con él.
Mucha gente acudió al convento, y nadie dudó en venerarla como bienaventurada.
Sus restos, aún incorruptos, se encuentran en la iglesia de San Segismundo en Bolonia.
Fue declarada patrona de los primeros comulgantes por el papa Pio X, quien además decreata que los niños puedan hacer su primera comunión a menor edad de la establecida.
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